Se presentará este sábado en el Teatro Colón, dentro del ciclo "Grandes recitales de piano".
El maestro Guillermo Zaragoza se presentará este sábado en el Teatro Colón, dentro del clásico ciclo “Grandes recitales de piano”. Será en una función que se realizará a las 18.30.
El programa incluye obras de Franz Schubert (Viena, 1797-1828), Robert Schumann (Zwickau, 1810, Endenich, 1856) y Ludwig van Beethoven (Bonn, 1770. Viena, 1827).
Cabe señalar que Zaragoza actuó con algunas de las principales orquestas del país, bajo la dirección de los Maestros Simón Blech, Guillermo Scarabino, Jorge Rotter, Pedro Ignacio Calderón, Guillermo Becerra, Washington Castro, Roberto Ruiz, Carlos Giraudo, Emir Saul, José María Ulla, Dominique Fanal, Susana Frangi, Christian Baldini, Darío Domínguez Xodó y Diego Lurbe.
Se presentó como solista del Primer Concierto de Rachmaninoff en el Ciclo de la Orquesta Filarmónica en el Teatro Colón de Buenos Aires con excelente repercusión del público y de la crítica especializada.
Recibió diversos premios entre ellos: Primer Premio en el Concurso de Solistas de la Orquesta Sinfónica de Mar del Plata, Premio Especial del Concurso Sudamericano de Pianistas de la Asociación Harmonicus de Buenos Aires, Mención Especial del Concurso de Solistas de la Orquesta de Cámara de La Plata y el Premio Estrella de Mar-Música Clásica- de la ciudad de Mar del Plata.
En cuanto al repertorio elegido, cabe señalar que Schubert compuso once Sonatas para piano, dejando otras inconclusas: ellas no sólo encierran algunos de los mejores momentos musicales de su autor, sino que suponen un nuevo rumbo en la historia de la forma sonata desarrollando nuevas caminos del pensamiento musical. Algunas de esas sonatas serán ejecutadas por Zaragoza.
Por su parte, la sonata para piano N° 23 en Fa menor Op. 57, conocida como “Appassionata”, es una de las obras más importantes del período medio de Ludwig van Beethoven, cuya incuestionable dificultad técnica sólo se compara con su dramatismo.
Los tres movimientos están atravesados por un carácter profundamente trágico, y traslucen el desvelo del compositor por crear obras de grandes dimensiones en términos narrativos y estructurales, siempre haciendo eje en la cohesión discursiva.
La Appassionata fue compuesta en un período complejo de la vida de Beethoven, signado no sólo por sus relaciones interpersonales, sino también por la caótica coyuntura política del territorio y el golpe que a sus ideales revolucionarios significó la coronación de Napoleón.
Pero en su música siempre corre, como un río subterráneo, el espíritu de superación humana.
En todos los impulsos apasionados de Beethoven hay un elemento moral, una conquista de uno mismo, una victoria ética. Y en ese sentido la Sonata “Appassionata” es una confesión profundamente personal, y una de las creaciones artísticas más conmovedoras en la historia de la humanidad.